Las cosas dieron un giro de 180 grados desde nuestro último boletín informativo en febrero 2020, pues quien imaginaría que una pandemia global pararía el mundo.
Hoy en día, un virus amenaza el falso discurso del mundo moderno. Sus ídolos de comodidad, prosperidad, seguridad, libertad, y, sobre todo, progreso para humanidad sin tomar en cuenta a Dios ha comprobado su incapacidad de cumplir sus promesas.
No es sorpresa que muchos están atravesando crisis existenciales, filosóficas, y espirituales. Sin embargo, la iglesia de Cristo se sostiene en Dios y no en el progreso del hombre. No nos paramos y apuntamos con el dedo al azar y sin rumbo, en cambio, caemos de rodillas y nos aferramos a Jesús.
Sí, la iglesia como la novia mira a Cristo como el novio con la esperanza de su presencia, tal como el salmista dice en Salmos 46.
Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar;
Aunque bramen y se turben sus aguas,
Y tiemblen los montes a causa de su braveza.
Debido a la cercanía de Dios y su relación con sus hijos e hijas, la iglesia puede brillar la esperanza del evangelio durante los tiempos más oscuros.
No es que la iglesia es inmune a las tribulaciones, sino es refinada a través de estas, y su misión es reenfocada, y sin temor proclama la esperanza que hay en Jesús a una sociedad lastimada que se encuentra más abierta hacia el mensaje del evangelio.
Como C.S. Lewis dijo “Dios nos susurra en nuestros placeres, nos habla en nuestra conciencia, pero nos grita en nuestros dolores. Es como un megáfono a un mundo sordo”
La anterior semana uno de los pastores de Latinoamérica me dijo “Dios está hablando directamente a las personas. Estamos viviendo un momento único en la historia”.
Para la iglesia global, Cristo es nuestra roca firme, nuestra esperanza segura, y nuestro refugio. Que su presencia llene a su gente, y que el mensaje del evangelio viaje llevando las buenas nuevas a millones de personas en las ciudades claves de Latinoamérica.
Craig Murray
Director Ejecutivo
Church Ministries International