La historia de la familia Larrea: Recibiendo el amor que nunca falla.
Que pasa cuando el amor está tan ausente que empiezas a creer que no existe.
Mildred y Marcelo se conocieron cuando tenían 18 años y se casaron dentro de los siguientes dos años, prácticamente se criaron el uno al otro y tampoco tardaron mucho en añadir dos hijos a la familia.
Ambos se enfocaron en el trabajo, y tras diez años de estar casados Mildred y Marcelo tomaron el riesgo e iniciaron sus propios negocios. Con dos emprendedores en casa, la vida se volvió estresante. Y así, las semanas ocupadas se volvieron meses ocupados, y los meses, años. Y sus niños pequeños pasaron a ser adolescentes.
Justo antes de cumplir su 20 aniversario, las cosas alcanzaron un punto de quiebre, absorbidos por años de adicción al trabajo, esta relación parecía más de compañeros de cuartos que un matrimonio. El amor se había perdido en el camino y en su lugar había gritos, peleas y desprecio, así que decidieron separarse.
Marcelo estaba al final de un abismo, y fue cuando un colega le invitó a la iglesia Alianza Norte donde se reunió con el pastor Silva. El pastor animó a Marcelo a enfocarse en servir a otros, especialmente a su esposa.
Marcelo empezó a darse cuenta cuan centrado en sí mismo se había vuelto, por años había dado por sentado a su familia y esposa, y fue cuando empezó a enfocarse en su esposa y su matrimonio. Sin embargo, Mildred se mantuvo firme con su decisión y se rehusaba a unirse a la iglesia Alianza Norte con Marcelo.
Marcelo decidió asistir a un retiro de hombres organizado por la iglesia, en el retiro Marcelo recibió gracia, paz y sanación, pero, sobre todo, recibió ese amor que cambia vidas, el amor de Jesús.
Sin embargo, el corazón de Mildred estaba dañándose más con la rabia e indiferencia que sentía, se aseguró de mantenerse alejada de Marcelo para que no la lastimará de nuevo, el estrés estaba arruinando su salud, y la falta de amor también estaba afectando a sus hijos. El menor estaba sufriendo ataques de pánico, y el mayor estaba experimentando con drogas y alcohol.
Finalmente, Mildred accedió encontrarse con Marcelo en la iglesia Alianza Norte, y ni bien ingresó al centro de alabanza sé quebrantó, el Señor la había inundado con su sobre abundante amor, un amor completamente diferente al que había experimentado.
A través de la iglesia, Dios dio a Marcelo y Mildred un amor que jamás podrían crearlo por sí mismos, desde entonces ambos han sido bautizados, han asistido a retiros matrimoniales, se han unido a un grupo de discipulado, y asisten a la Academia Bíblica del Norte.
La iglesia Alianza Norte refugia familias como esta, y si le preguntas a Marcelo y Mildred que han aprendido este tiempo, ellos te dirán “El mayor aprendizaje que hemos recibido es que hay un amor que nunca falla, el amor de Dios, y cuando lo recibes, puedes responder en amor”