Apasionado por los desafíos, Marco continúa hacia adelante cuando otros se dan por vencidos.
Durante 14 años, y contando, pasaba algunos fines de semana cada mes compitiendo en desafíos de motocross de larga distancia llamados 'Enduro'. En el camino, añadió a su equipo una esposa y tres hijas, pero la vida le dio un giro que no pudo soportar.
Marco entró al matrimonio con la misma velocidad que iba en sus carreras. Cuando vio por primera vez a Cristhella, le dijo a su prima: "Ella va a ser mi esposa", y dos meses después, corrieron al altar y se casaron.
Pronto, Marco y su esposa decidieron abordar a su próximo desafío. Listos o no, era hora de formar una familia. Primero llegó Alanís, luego vino Darline, y finalmente, Dana, con tres hijas la vida de Marco estaba llena, y le encantaba. Pero poco después del nacimiento de Danna, la vida perfecta de Marco comenzó a quebrarse. A pesar que Marco y Cristhella navegaron con éxito el nacimiento de sus dos primeras hijas, con Danna fue diferente, su llanto constante no era normal, y sus arrebatos obligaron a Marco y a su esposa a buscar la causa.
La primera etapa de su viaje terminó con un diagnóstico devastador: enfermedad en los huesos (quebradizos), Marco y Cristhella no lo podían creer. Pero Marco aceptó el desafío y estaba decidido a soportar lo que sea necesario, lideró a su familia en lo que se convirtió en una carrera de resistencia para encontrar una solución. Esta carrera los llevó de médico en médico, dentro y fuera del Ecuador, pero las respuestas no aparecían.
Por primera vez en su vida, Marco sentía que estaba en una carrera de 'Enduro' que no podía ganar. Se encontraba estancado, y agotó todos los recursos de su familia y, con ellos, toda la esperanza. Desafortunadamente recurrió al alcohol para calmar el dolor que no podía quitarse de encima, y no importaba cuántas botellas terminaba, el dolor permanecía. Cristhella terminó entrando en depresión...el divorcio parecía el final inevitable de la que una vez fue la aventura más feliz de Marco.
En el más oscuro de los valles, una luz se abrió paso cuando unos conocidos por negocios se acercaron a Marco y Cristhella, quienes les compartieron su propio camino doloroso e invitaron a la familia Arias a su iglesia, la Iglesia de Cumbayá.
Cristhella y las chicas aprovecharon la oportunidad, pero Marco se mantuvo neutral. Después de algunos domingos, Marco dejó la botella lo suficiente para poder unirse a ellos. Su aliento olía a alcohol cuando entró al santuario por primera vez y con la cabeza inundada y con resaca, se acomodó en su asiento y comenzó a observar a través de la bruma del alcohol.
Rápidamente, sus ojos se fijaron en una cosa, fue testigo de familias llenas de gozo adorando juntas a Cristo, esto fue suficiente para hacerle retroceder. Determinó su curso durante las próximas semanas, bebía durante la semana, pero dejaba la botella en el armario el fin de semana.
Marco estudiaba a la iglesia como un mapa de pista de carreras. Cada domingo escuchaba el evangelio, observaba al liderazgo, e investigaba cómo funcionaba la iglesia, y lo que descubrió lo sorprendió. La iglesia no era algo para ser analizado, sino que todo era sobre una Persona en quien confiar.
Marco encontró la paz que necesitaba en la persona y el poder de Jesús. En el evangelio, Cristo terminó la verdadera carrera que Marco no pudo, y debido a esto, Marco podía confiar en que Cristo caminaría con él y su familia a través de cada desafío que enfrentaba Danna. Jesús sería fuerte para que Marco pudiera admitir su debilidad.
Han pasado dos años desde que Cristo cambió el curso de la vida y la familia de Marco. Danna continúa luchando con dolorosas fracturas, pero Cristo está allí en todo momento mientras Marco lidera a su familia en oración y confía en Dios. Una y otra vez, Jesús permanece y les da su paz. Ahora, el matrimonio de Marco es saludable, su esposa e hijas están creciendo a través de la escuela de discipulado de Cumbayá.
En cuanto a Marco, su pasión por las carreras a todoterreno sigue siendo fuerte. Sin embargo, ya no es solo un pasatiempo ya que Marco y su familia lo convirtieron en un ministerio. Galo, Fabian, Freddy y Carlos son algunos de los compañeros de carrera de Marco que ahora siguen a Cristo como resultado.
Su apoyo ayudó a Marco a escuchar el evangelio en la Iglesia de Cumbayá. Incapaz de sobrevivir al dolor de la vida, Marco se dirigía directo hacia un trágico divorcio y una familia rota, pero ahora puede terminar bien la carrera y llevar a su familia y amigos a hacer lo mismo.
Gracias por todo lo que hacen para ayudar a cambiar vidas con el evangelio.