Rara vez la vida termina de la manera que la imaginamos. La ironía tiene maneras de mostrarse en los lugares menos esperados, y cuando piensas que en el baile de la vida toca dar un paso a la derecha como siempre, en su lugar se va a la izquierda.
Es en la pista de baile que Ana María conoció a Jorge, ella había elegido tomar clases de danza para superar su reciente divorcio, fue ahí que la emparejaron con Jorge, también divorciado hace algunos años, quienes terminaron siendo más que una buena pareja de baile y se casaron en menos de un año.
Jorge y Ana María tenían hijos de sus anteriores matrimonios, Ana María tenía a Xavi, y Jorge tenía a Emilio que era un adolescente. Ambos traían consigo heridas abiertas emocionales de sus relaciones pasadas.
Xavi tenía solo un año de edad cuando Ana María se divorció, la transición a la maternidad y ser nuevamente soltera la llevó a una depresión. La vida emocional de Jorge tampoco se encontraba en el mejor estado, la conflictiva separación con su anterior esposa hizo que el poder conectar con su hijo Emilio sea una constante batalla.
Jorge y Ana María terminaron añadiendo dos hijos más a su matrimonio, David y José Daniel. El hacer todo lo mejor para que esta familia combinada funcione se convirtió en un desafío casi imposible, Ana María estaba dominada por miedo e inseguridad desde su niñez, y más los constantes conflictos de Jorge por querer conectar con su hijo, esos 12 años de matrimonio estaban al borde.
La mayor ironía en todo esto es que la profesión de Ana María es consejería familiar, le encantaba ayudar a familias con hijos con problemas, pero cada noche volvía a su hogar sintiéndose incapaz de poder ayudar a su propia familia.
Finalmente, las cosas llegaron a un punto crítico, y ambos decidieron ir a un psicólogo, y entre una de sus sugerencias estaba que deberían añadir un componente espiritual en su relación.
Para Ana María la iglesia no era más de una mancha en el retrovisor, algo que había dejado en el pasado, y por otro lado, Jorge tenía dudas de la existencia de Dios, definitivamente “encontrar a Dios” no era algo que tenían planificado para su matrimonio, ni tampoco tenían la intención de traer eso a su matrimonio o a su familia.
Y entonces la ironía toca nuevamente su puerta, y fue cuando Dios decide usar a Xavi, el hijo de Ana María, para salvar a la familia Amores. Xavi se conectó con el grupo de jóvenes de la iglesia Puembo, Jesús salvó a Xavi y le dio una pasión para crecer y aprender.
Eventualmente Ana María y Jorge fueron con Xavi a la iglesia Puembo, y respondieron al mensaje del evangelio y se enamoraron de la comunidad, y al poco tiempo, toda la familia se estaba bautizando.
Hoy en día, toda la familia está involucrada en la iglesia Puembo, Jorge y Ana María ayudan con los retiros de matrimonios; Xavi es líder en el grupo de jóvenes y es parte del grupo de alabanza de jóvenes; David y José Daniel son parte del ministerio de niños.
Es así en el reino de la gracia, las personas no recibimos lo que merecemos, y la vida no va acorde al plan, y mayormente está patas arriba. Y el Señor utiliza a los humildes de corazón para guiar a los orgullosos, a los débiles para guiar a los fuertes, y hasta a veces, a los niños para guiar a la familia.
Y es así como el famoso dicho dice, el Señor trabaja de maneras misteriosas, tal como usó la ironía para empaparla en gracia.